Muy buenas, en este restaurante he estado hace un año, justamente ahora y aun no me lo he borrado de la memoria. Se encuentra en Ibiza y concretamente en la playa de Talamanca, con unas vistas de la bahía que quitan el hipo. El lugar es impactante desde principio a fin, porque para empezar, te cuesta encontrarlo, ya que está sobre el mar, pero para acceder pasas por un entramado de calles de único sentido que te dificultan llegar al destino. Una vez localizado, entras en un sitio acogedor con madera de tarima tipo chiringuito por el suelo y con una terraza en diferentes alturas desde la que ves una vista de la bahía toda iluminada y con una temperatura que te apetece quedarte toda la noche sentado en el restaurante.
El marco por tanto incomparable, y a partir de ahí pues la comida ya casi te da igual, aunque en este caso acompaña totalmente al sitio. Al entrar, el trato del servicio es exquisito, y lleno de atenciones. Te sientan en una mesa, que previamente has debido reservar, ya que sino es casi imposible encontrar sitio en verano, y te presentan a continuación un aperitivo de la casa que recuerdo estaba exquisito y manteniendo el diseño con estilo típico de la isla. Comimos una entrada y luego un pescado cada uno que estaban totalmente a la altura del restaurante, y un par de postres uno de ellos de chocolate, que no recuerdo el nombre, pero si que estaba de morirse.
El precio final, no fue excesivamente caro, para el sitio y la calidad, estamos hablando de entorno a 35 - 40 euros por persona.
A continuación de la cena, y si quieres continuar la noche, tienes en la azotea unas camas enormes, en las que puedes tumbarte y tomarte algo, con la vista, permanente enfrente tuyo, de la bahía Ibizenca.
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